Si se tuvieramos que recordar la manera en que
los profesores ejercían su labor para con nosotros, sería fácil que esta forma de trabajo está obsoleta. La disciplina muchas veces mal entendia, justificaba actos de discriminación y violencia dentro del aula; vejaciones físicas y psicolólgicas. Si se cometían errores, estos se castigaban con
distintos tipos de “tortura”, pero no tan solo era por parte de los profesores
sino que también de los demás funcionarios del colegio.
Después de leer el
texto “la letra con sangre entra”, nos cuestionamos empezamos a pensar ¿será respeto
o temor?, ¿era mas efectiva la educación?, entre estas y otras son los cuestionamientos
que nos hacemos al analizar este texto. Pensar en el apoyo que en la
antigüedad, los padres se la entregaban completamente a el profesorado, solo
este tenia la razón, que ha llegado cambiado en un cien porciento ya que hoy en
día este apoyo lo reciben los hijos sin cuestionar su actuar, pasando de un
extremos al otro, tal vez un ideal seria un punto medio de estos dos extremos,
y que tal vez así el profesor no habría perdido tanto la autoridad sobre el alumno,
aun que si perdiendo, dicho de otra forma, el abuso de poder al momento de
enseñar como antiguamente lo.
Estos castigos extremos,
tanto físicos como psicológicos podemos apreciar que ya no existen, hace que en
nuestros tiempos nos sintamos un poco mas aliviados como estudiantes por no
recibir estos tratos. Además podemos comprender, aplicándose en la vida en
general, que acciones como estas, producen en las personas rechazos mas que
aprendizajes, por eso como profesores, debemos comprender que en un ambiente
grato nuestros alumnos aprenderán mas y mejor, y tal ves si los profesores de
esa época lo hubieran entendido así, no hubiese sido necesario ocupar estas
acciones.
Lo que si puede ser
satisfactorio es ver el cambio que se produce en la relación madre e hijos, o padre y alumnos,
ya que hoy en día los padres están mas atentos en el sentir de sus propios
hijos, ya sea en el ámbito escolar o en la vida cotidiana. Esto se puede parar en la despreocupación que
muestra la madre al momento que el niño no quiere volver al colegio, que
claramente eso hoy a cambiado bastante.